Anécdotas curiosas de grandes pintores

De sobra es conocido el impresionante nivel de realismo que alcanzaron los cuadros de Rembrandt. De hecho, se dice que un burgomaestre de una pequeña localidad flamenca le encargó un retrato a Rembrandt. 
Después de varios días de trabajo, el hombre fue a buscar su cuadro pero quedó disgustado con el resultado final porque no le parecía lo suficientemente real. Así que instó al artista a que lo retocara para mejorarlo. 
Rembrandt aceptó rehacer su obra e invitó al cliente a recoger su retrato en un par de días. Llegado el día en cuestión, el burgomaestre entró en el estudio del pintor y se fija en una moneda que había en el suelo. Se agachó con disimulo para recogerla, pero no puedo porque la moneda había sido pintada por el artista.
Asombrado ante la genialidad de Rembrandt, el hombre se llevó el cuadro sin fijarse si el resultado final era de su agrado.


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