Anécdotas curiosas de grandes pintores
Se cuenta que estando Pablo Picasso en una playa al sur de Francia, un niño se le acerca con un papel para pedirle un dibujo dedicado.
El pintor, acostumbrado a que la gente siempre intentara aprovecharse de su fama para hacer dinero gratis, se dió cuenta enseguida que el niño había sido enviado sibilinamente por sus padres.
Entonces Picasso se deshizo del papel y pintó un autógrafo en la espalda del niño.
Días después, reunido entre amigos el pintor relató lo sucedido y comenta entre risas: “Me gustaría saber si han vuelto a lavar al niño…”
Días después, reunido entre amigos el pintor relató lo sucedido y comenta entre risas: “Me gustaría saber si han vuelto a lavar al niño…”
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